Antes de planificar cualquier campaña de marketing, necesitas saber en qué situación se encuentra tu empresa respecto a la competencia en la mente del consumidor. El mapa de posicionamiento es una herramienta simple que te permitirá conocer dónde estás ahora
Una de las cuestiones que más preocupa a cualquier
empresa es conocer cuál es su posición actual en el mercado respecto a la
competencia. No resulta fácil responder a esta pregunta y a menudo depara
algunas sorpresas, porque solemos confundir nuestros deseos con la realidad del
mercado. Afortunadamente, dispones de una herramienta sencilla y útil para
averiguarlo: el mapa de posicionamiento (que también se conoce como gráfico o
matriz de posicionamiento).
¿Qué es?
¿Qué es?
El mapa de posicionamiento es una herramienta de
análisis de marketing que sirve para representar de forma gráfica la situación
de tu empresa o producto respecto a la competencia en función de varios
criterios. Esto te ayuda a saber cuál es tu posición actual para adoptar las
estrategias de marketing que sean necesarias con el fin de lograr los objetivos
propuestos.
¿Cuándo hacerlo?
Debes elaborar tu mapa de posicionamiento cuando
estás en la fase de planificación de la estrategia de marketing,
preferiblemente junto a otros gráficos como los análisis DAFO. Conocer tu
situación actual te permite elegir la estrategia y las acciones adecuadas a
implantar.
¿Cómo es?
¿Cómo es?
El formato más clásico del mapa de posicionamiento
consiste en dos ejes (vertical y horizontal) que se cruzan y en cuyos extremos
sitúas el valor mínimo y máximo de cada parámetro a analizar. Pero hay
versiones más sofisticadas que, además de la posición de cada competidor, te
permiten incorporar otros valores (como su cuota de mercado) para aportar más
información.
¿Cómo elaborarlo?
Para preparar un mapa de posicionamiento básico,
aplica los siguientes pasos:
1) Dibuja sobre un papel dos ejes que se crucen (vertical y horizontal).
2) Elige los principales parámetros que definen la posición de tu empresa o producto en el mercado. Por ejemplo: precio, calidad, diseño, fiabilidad, etc.
3) En los extremos de cada eje, pon el valor máximo y mínimo de los parámetros que deseas analizar. Por ejemplo, el eje vertical puede ir de Precio Alto a Precio Bajo y el eje vertical de Calidad Baja a Calidad Alta.
1) Dibuja sobre un papel dos ejes que se crucen (vertical y horizontal).
2) Elige los principales parámetros que definen la posición de tu empresa o producto en el mercado. Por ejemplo: precio, calidad, diseño, fiabilidad, etc.
3) En los extremos de cada eje, pon el valor máximo y mínimo de los parámetros que deseas analizar. Por ejemplo, el eje vertical puede ir de Precio Alto a Precio Bajo y el eje vertical de Calidad Baja a Calidad Alta.
4) Ahora el gráfico ha quedado dividido en los
siguientes cuadrantes: Precio Alto-Calidad Alta, Precio Alto-Calidad Baja,
Precio Bajo-Calidad Alta y Precio Bajo-Calidad Baja.
5) A continuación, sitúa tu empresa y el resto de los competidores en la parte de cada cuadrante que más se acerque a su posición (por ejemplo, Precio-Alto y Calidad bastante alta, Precio Bajo y Calidad Media, etc.) Si deseas ser más preciso, puedes dividir cada eje en diversas gradaciones para cuantificar el nivel de posicionamiento
5) A continuación, sitúa tu empresa y el resto de los competidores en la parte de cada cuadrante que más se acerque a su posición (por ejemplo, Precio-Alto y Calidad bastante alta, Precio Bajo y Calidad Media, etc.) Si deseas ser más preciso, puedes dividir cada eje en diversas gradaciones para cuantificar el nivel de posicionamiento
Cuando afirmo que un mapa de
posicionamiento es algo que todos hacemos cada día, veo cejas que se
arquean. Entonces me explico. ¿Qué es un mapa de posicionamiento? Algo que
todos hacemos, inconscientemente, al valorar la posible compra de un
producto, cuando lo comparamos con otros productos de su mismacategoría, en base a (normalmente dos)
referencias, como la calidad y
el precio.
Por ejemplo, si vamos a un gran almacén a comprar
un equipo de sonido de alta fidelidad, podemos encontrar una amplia variedad de
productos de la misma categoría, y de diferentes precios. Seguramente
encontraremos productos de Sony, Pioneer, Yamaha, Sanyo, Samsung, LG… En
función del precio de cada uno de los productos, y la percepción que cada uno
de nosotros tengamos de la calidad de una marca, situaremos a las marcas en las
diferentes posiciones y haremos, consciente o inconscientemente, el “mapa de
posicionamiento” de estas marcas, ordenadas según nuestra percepción
(subjetiva) de la relación calidad-precio de cada una.
LA SUBJETIVIDAD DEL POSICIONAMIENTO
Antes de seguir adelante vale la
pena subrayar éste aspecto: todo mapa de posicionamiento es
subjetivo. Si pidiéramos a diez clientes diferentes del gran
almacén que nos hicieran el mapa de posicionamiento de los equipos de sonido de
alta fidelidad, probablemente obtendríamos diez mapas de posicionamiento
diferentes. Porque, el precio, aún siendo objetivo e incontestable, puede
ser visto como asequible por unos consumidores, pero inaccesible para
otros. Y el otro factor, la calidad, es la suma de muchos factores,
y muchos subjetivos: la experiencia previa que hemos tenido con una
marca, factores psicológicos…Por ello, el “posicionamiento” de
un producto o marca (no la posición de mercado), es decir, el lugar que ocupa
en nuestra mente en relación al resto de productos o marcas de la misma
categoría, es subjetivo y cambiante de una persona a otra, tal y como
explicamos en éste artículo.
¿Cómo es el mapa?
Un mapa de posicionamiento tiene dos ejes, cada uno
de los cuáles reflejará las dos referencias escogidas para hacer la
comparativa de marcas. Pongamos que, como es habitual, escogemos las
referencias “calidad” y “precio”.
En el mapa de posicionamiento clásico:
·
el eje
horizontal (eje X o eje de abscisas) lo
dedicamos a la referencia “calidad”: cuanto más a la izquierda,
menor calidad; cuanto más a la derecha, mayor calidad.
·
el eje vertical
(eje Y o eje de ordenadas) lo
dedicamos a la referencia “precio”: cuanto más arriba, mayor calidad;
cuanto más abajo, menor calidad.
Podemos, también, hacer mapas de
posicionamiento que no se refieran exclusivamente a dos conceptos fijos de los
que valoramos la intensidad (más o menos calidad), aunque sí relacionados (más
clásico o más deportivo). Por ejemplo, si hacemos un mapa de
posicionamiento de marcas de automóviles poniendo en el eje
horizontal si son más clásicos o más deportivos, y en el eje vertical si
son económicamente más exclusivos o más accesibles.
Cabe decir que aunque lo habitual es valorar a los
productos o marcas en función de dos ejes, también podemos hacerlos
utilizando más de dos referencias. Por ejemplo, a la hora de comparar una
pieza de ropa, además de la calidad y el precio, podemos ponderar también si es
moderna o clásica. Así, podríamos hacer mapas de posicionamiento de tres
ejes, utilizando las tres referencias: calidad, precio, y modernidad. En este
artículo, sin embargo, nos centraremos en los mapas de dos ejes.
La diagonal es la lógica, pero es poco habitual
Siguiendo con el ejemplo de la relación
calidad-precio, todos entendemos que la lógica es que haya una correcta
correlación entre la calidad y el precio de los productos. A mayor calidad,
mayor precio; a menor calidad menor precio. Por ello, lo normal en un mapa de
posicionamiento sería que todos los productos estuvieran colocados en forma
diagonal, manteniendo siempre el equilibrio entre calidad y precio. De esta
manera, si hiciésemos el mapa de posicionamiento de marcas de tablets, podría
quedar como en la primera imagen adjunta.
Pero la realidad es casi siempre diferente.
En un mapa de posicionamiento, el precio de los
productos o marcas, y la percepción de calidad que tenemos de ellos, hace
que casi nunca alineemos a los productos o marcas en forma
diagonal. A menudo consideramos que el precio de un producto no se
corresponde a su calidad, para bien o para mal. Porque es más caro de
lo que merece su calidad (lo consideramos caro), o al revés (lo
consideramos barato). Por ello, lo habitual es que, en los mapas de
posicionamiento, las marcas no queden alineadas en una perfecta diagonal, si no
que queden repartidas de diferente manera entre los cuatro cuadrantes
resultantes de la matriz, como podemos ver en el ejemplo de las tablets de la
segunda imagen adjunta.
Las zonas buenas y las zonas malas de un mapa de
posicionamiento
Estar en los extremos de la
diagonal no es malo, a pesar de lo que a priori pueda parecer.
No es malo ser considerado
tener producto muy caro, si en paralelo el producto es considerado de alta
calidad. Estar en el cuadrante superior derecho (3), alto precio-alta
calidad, es bueno, y es donde quieren posicionarse todas las marcas de alto
standing que lanzan productos exclusivos de alto precio. Lo importante, en este
caso, es que los consumidores consideren que la calidad del producto es lo
suficientemente buena como para justificar el alto precio. Estar posicionado en
este cuadrante, además, conlleva una ventaja psicológica: las ahí situadas son
consideradas marcas o productos aspiracionales,
que los consumidores desean tener, y el resto de marcas desea imitar. Se aspira
a tenerlas pues se considera que conseguirlas (o exhibirlas) es sinónimo
de éxito social. Y recordemos que una de las necesidades básicas de los
humanos, según Maslow, es el reconocimiento social.
Por otra parte, estar en el otro extremo de la
diagonal, en cuadrante inferior izquierdo (1) no es necesariamente malo, a
pesar de lo que a priori pueda parecer. Evidentemente no encontraremos ahí
marcas aspiracionales, pero sí marcas que resisten bien las crisis
económicas. Es donde colocamos a los productos de peor calidad…pero también de
más bajo precio. Si entramos a un bazar chino, por ejemplo, a comprar
un paraguas por tres euros, sabemos que corremos un gran riesgo
de que no nos dure mucho tiempo. Pero lo aceptamos: adquirimos un producto
que sabemos que es de baja calidad, pero pagando un precio muy bajo. Una buena
relación calidad-precio. Y lo hacemos porque, en ese momento, lo que queremos
es que nos salve del chaparrón que está cayendo. Y, de modo asequible, cumple
su papel. No pedimos más?, pues perfecto.
Lo peor, evidentemente, es estar en el cuadrante
superior izquierdo (2). Es donde colocamos aquellos productos o marcas de
alto precio y que, en cambio, consideramos de baja calidad. ¿Y las hay? Por
supuesto. Demasiadas. A menudo, hay marcas que acaban en ese cuadrante sin
querer, simplemente porque no han estado al tanto de la evolución del mercado.
O bien porque no han sabido mejorar el propio producto, o porque no se han dado
cuenta de la aparición de competidores más baratos.
Estar en el centro del mapa, a pesar de lo que
pueda parecer, no es nada bueno. Pese a que significa un perfecto equilibrio
entre calidad y precio, no deja de ser un lugar gris. Es donde mentalmente
colocamos a marcas o productos que no percibimos ni caros ni baratos, ni
buenos ni malos. No destacan por nada. Son mediocres. El objetivo de las marcas
que son ubicadas en una situación central debe ser re-posicionarse para
diferenciarse y ser visibles a ojos de los consumidores.
Lo mejor de todo es estar en el cuadrante inferior
derecho (4). Son aquellos productos de bajo precio que consideramos, en cambio,
que para lo que cuestan, tiene una más que aceptable calidad, o incluso mucha
calidad. En ese cuadrante es donde situaríamos los chollos. Es donde
posicionaríamos a marcas como Decathlon, Ikea…empresas que ofrecen
productos de precio medio-bajo, pero calidad medio-alta.
Objetivo: posicionarse para diferenciarse
Desde un punto de vista empresarial (o incluso
personal, si queremos construir nuestra Marca Personal y diferenciarnos), lo
importante, casi podríamos decir que lo más importante desde un punto de vista
de marketing, es que una empresa encuentre donde ubicarse dentro de un mapa de
posicionamiento. Dicho con otras palabras, que encuentre su lugar en el
mercado. Que sepa donde está ella, donde está la competencia, y dónde debería
estar para diferenciarse a ojos de los demás. Si queremos diferenciarnos:
·
primero,
hemos de ubicarnos en el mapa, a nosotros y a toda nuestra competencia.
·
segundo,
hemos de comprobar que no estamos en un un cuadrante malo, un lugar
incoherente o mediocre.
·
tercero,
debemos huir de los espacios que ya están muy saturados de competencia.
·
cuarto,
hemos de detectar los espacios desocupados y analizar si podrían ser un buen
lugar donde ubicarnos, ya que un espacio desocupado es un “nincho de mercado” donde no hay competencia.
·
y quinto,
hemos de decidir donde queremos estar en el futuro para
diferenciarnos de la competencia y para, a partir de ahí, desarrollar
coherentes políticas de marketing mix (producto, precio, comunicación y
distribución).
El mapa
de posicionamiento es dinámico
Una cosa hemos de tener clara: un mapa de
posicionamiento no es estático ni impermeable al paso del tiempo. Puede cambiar
cada año, y en según qué sectores incluso cada trimestre. Puede cambiar, de
hecho, cada vez que se produce un cambio en uno de los dos valores que tomamos
como referencia, la calidad o el precio en el caso del ejemplo.
Así, una marca variará su situación en el mapa de
posicionamiento (es decir, variará su relación respecto a otras marcas
competidoras) tanto si la propia marca varía su precio al alza o a la baja,
como si varía sus atributos de calidad. También variará su posición si quien
varía sus valores es alguna de las marcas de la competencia, o si aparecen
nuevos actores, nuevos competidores con propuestas de calidad o precio diferentes.
Por ejemplo, si somos los propietarios de un restaurante que ofrece el
menú de menor precio del pueblo, pero se inaugura otro que lo ofrece mucho más
barato que nosotros, nuestro situación en el mapa de posicionamiento variará
pese a que nosotros no hayamos cambiado nada.
El comportamiento del mercado es dinámico, la
competencia se mueve, aparecen nuevos productos y varían constantemente los
precios. Por ello nuestro posicionamiento nunca será estático. Y por ello,
debemos estar permanentemente atentos a lo que ocurre en nuestro entorno.
Porque como dijo el filósofo griego Heráclito ya en el siglo VI aC, “Todo
cambia, nada permanece: lo único constante es el cambio”.
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